miércoles, 24 de septiembre de 2008

el fútbol sin tí



El gentío y el bullicio aumentan poco a poco. Las miradas optimistas se cruzan con sonrisas de aprobación y sentimiento cómplice. Las conversaciones versan a favor o en contra de unos u otros e, irremisiblemente, acaban recordando algún tiempo pasado que fue mejor o algún que otro personaje que lo hizo mucho peor o era digno de reality televisivo.

Entre charlas, saludos, abrazos, besos, cánticos y alegría, se van cruzando tragos "con", los más, o "sin", los menos.

Llegado el momento, todo ese gentío y bullicio se va trasladando poco a poco, como un grupo de hormigas que se dirigen a su hormiguero. Al igual que éstas, uno a uno parecería que no sirve para nada, pero una vez todos dentro, en perfecta armonía, se convierten en una máquina que inexorablemente mina la moral de cualquier intruso que ose entrar en el hormiguero a retar a semejante marabunta.

Terminado el reto cada uno vuelve a su origen con la única obsesión de contar las milésimas de segundo que restan para charlar, saludar, abrazar, besar, cantar y reír entre trago y trago antes del siguiente desafío.

Hoy lo mismo da este hormiguero, otro menor o, aún más, que la punta de un alfiler fuera el hormiguero; jamás volverá a estar lleno, siempre faltarás tu.

Para los demás queda la labor de conseguir que, aunque tú ya nunca estés, jamás falte tu empuje; pero eso, aunque difícil, en absoluto debe ser imposible, porque dentro de cada uno existirás para siempre.

Dedicado a Josemi

parawallo
17 de junio de 2008

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