martes, 20 de octubre de 2015
Un instante (II)
- Mírame a los ojos.
El pasillo era testigo de ropas que fueron arrancadas con pasión.
- No puedo parar de hacerlo.
Las sábanas yacían en el suelo, víctimas de un encuentro vigoroso.
- Míralos.
Los cuerpos, sudorosos y exhaustos, se entrelazaban sin pausa.
- No quiero parar de mirarlos.
Las manos recorrían los cuerpos, encontrándose en sus caminos.
- No quiero que dejes de hacerlo.
Los labios húmedos se encontraban con rabia y las lenguas se buscaban en el juego más lascivo.
- Prefiero cegar antes que no poder verlos.
Los sexos, perplejos, volvían a responder a los estímulos.
- Prefiero arrancármelos antes que no poder verte.
Las uñas arañaban la piel en la fogosidad del momento.
- No me sueltes, no dejes que me vaya.
Apretándose, entregados al vicio de los sentidos.
- No te sujeto, sé que no te irás.
Caricias en los brazos, en los rostros, en los muslos, en las espaldas, en los pechos, en los sexos.
- No quiero irme, hoy me quedo.
Penetrando en las entrañas. Tensando los sentidos.
- No te vayas, quédate siempre.
Agarrando el pelo, tirando. Mordiendo los labios, apretando.
- Hoy es siempre, disfrutémonos.
Revolcándose en las sensaciones, deleitándose en los placeres carnales.
- Recordémoslo.
Vaciándose entre gemidos. Estremeciéndose al sentir cálidos fluidos.
- Cada detalle.
Los corazones entregados a punto de estallar.
- Hagámoslo eterno.
Los cuerpos, sudorosos y exhaustos, se entrelazaban sin pausa.
- Mírame a los ojos.
- No quiero parar de mirarlos.
- No me sueltes, no dejes que me vaya.
- No te vayas, quédate siempre.
- Hagámoslo eterno.
- Cada detalle.
parawallo
20 de octubre de 2015
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